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Los sorprendentes usos de la orina en la antigua Roma: Lavado de ropa y más

Los antiguos romanos usaban orina para lavar la ropa.

Los antiguos romanos eran conocidos por muchas cosas: su arquitectura, su sistema político, sus batallas épicas. Pero lo que quizás no se conozca tanto es el hecho de que usaban orina para lavar la ropa.

Sí, has leído bien. La orina, ese líquido amarillo que todos producimos a diario, era utilizado por los romanos para lavar sus prendas de vestir. Pero, ¿por qué utilizarían algo tan repugnante para una tarea tan rutinaria como lavar la ropa?

La respuesta se encuentra en la composición química de la orina. La orina contiene amoníaco, un producto químico que se encuentra en muchos productos de limpieza modernos. El amoníaco es conocido por sus propiedades desinfectantes y blanqueadoras, por lo que no es de extrañar que los romanos lo utilizasen para lavar sus prendas.

Pero claro, esto plantea la pregunta: ¿cómo recolectaban la orina? Bueno, en la antigua Roma había algo llamado «fullonius», que era básicamente un lavandero profesional. Estos «fullonius» tenían la tarea de recoger la orina de los baños públicos, donde la gente iba a hacer sus necesidades. La orina se recogía en grandes cantidades y se utilizaba para lavar la ropa.

Es importante señalar que, si bien el amoníaco en la orina puede ser útil para eliminar manchas y desinfectar la ropa, su olor desagradable no se eliminaba por completo. Por lo tanto, no es de extrañar que los romanos perfumaran sus ropas después de lavarlas.

Además, también sabemos que los romanos eran expertos en fabricar perfumes, por lo que no es difícil imaginar que después de lavar la ropa con orina, la perfumaran para eliminar el olor desagradable.

En resumen, el hecho de que los antiguos romanos utilizaran orina para lavar la ropa puede resultar repugnante a primera vista, pero si nos detenemos a considerar las propiedades químicas de la orina, tiene sentido. Además, es solo un ejemplo más de cómo las personas a lo largo de la historia han encontrado formas ingeniosas de resolver problemas cotidianos, aunque a veces esas soluciones puedan resultar un tanto desagradables.